Pregón de Juan Carlos Hernandez Bulla (13/08/2021)

Buenas Noches a todos!

Ante todo quiero agradecer su presencia aquí y la confianza que las autoridades municipales han puesto en mí al encomendarme la lectura de este Pregón de las Fiestas 2021.  Para mí es una alegría y un honor, que he asumido desde el primer momento con el deseo de que todos puedan reconocerse de alguna manera en mis palabras y que sean un aliciente más para protagonizar estas fiestas con la intensidad, el orgullo y el fervor que este pueblo y nuestro San Roque merecen.

Saludo a la señora alcaldesa, y en general a toda la corporación municipal, también quiero felicitar y saludar a la reina, sus damas de honor de este año y sus acompañantes…

De tal manera lo considero pues un gran privilegio. Llevo casi dos años por estos pueblos desde que fui nombrado párroco de la iglesia de San Pedro Apóstol de Buenache, y encargado de tres pueblos más entre ellos este maravilloso Olmedilla de Alarcón un pueblo pequeño pero con un gran encanto, empezando por su gente, claro, única, especial, amable y sobre todo acogedora, recuerdo que en la primera semana que empecé a organizar los horarios para las misas dominicales se afanaron en decirme que a ellos los dejara de últimos, se ve que no les gusta mucho madrugar por aquí, pues así lo hice, los escuché y es así que la iglesia de Olmedilla es la última en mi recorrido dominical, y cuando llego ahí están esperando para oír y participar de la eucaristía, un pequeño grupo de fieles que tanto en invierno como en verano hacen presencia en nuestra iglesia que está bajo el título de los santos apóstoles Pedro y pablo.

De las fiestas anteriores no puedo decir nada como lo haría un pregonero tradicional, como se acostumbra, evocar el pasado para encontrar allí grandes momentos tal vez de la infancia, tal vez de las aventuras con las amistades, tal vez de las costumbres que se vivieron y ya no se practican o incluso hablar sobre personajes que fueron grandes en el pueblo y que hoy no nos acompañan… En fin, de cualquier cosa que se refiera a los tiempos pasados no les puedo hablar. El concepto de estar en el tiempo quizá sólo se alcanza luego, con la perspectiva de los años, cuando la conciencia de pérdida nos hace valorar lo que va quedando atrás y lo que de verdad merece la pena de aquello que conservamos o ha sobrevivido.

Sé que les gustaría oír eso, para recordar anécdotas viejas que con nostalgia vienen a la memoria de aquellas fiestas, de aquellos tiempos. Este pregonero ha llegado en mal momento, ha llegado a encerrarse, cuando apenas empezaba a conocer el pueblo y su gente se trastornó todo y algunas actividades con muchas limitaciones se han tenido que hacer a medias. No he podido disfrutar ni participar de una agenda completa de ningún tipo de actividades. Han sido meses de anomalías tras anomalías. Apenas ahora estamos intenta recuperarnos de todo este desastre que nos deja la pandemia. Estamos asomándonos a ver si el peligro se fue o es más débil, como queriendo verlo para saber a qué distancia está.

También soy habitante de la región, claro. Y disfruto mucho recorriendo el término de los pueblos en bicicleta, una de mis grandes aficiones.

Soy amante de la bicicleta y disfruto mucho de los alrededores, ese silencio, esos paisajes, la orilla del pantano, las vistas desde el cerro Torre, todo ello es digno de disfrutar y contemplar.

Me gusta mucho la historia y Olmedilla de Alarcón tiene bastante. He querido también interesarme por Gascas y toda la historia del pueblo que a orillas del río quedó bajo las aguas del pantano seguramente que era hermoso al tener unas vistas únicas y sus habitantes disfrutar de las fertilidades de sus tierras bañadas por el Júcar. Entiendo que ahora aquí en Olmedilla un gran porcentaje de sus habitantes descienden de allí, de Gascas. También he oído que los primeros sábados de agosto se honra con una eucaristía y una ofrenda floral el recuerdo de todos los gasqueños vivos y muertos. Tantas vivencias, tantos recuerdos y tantas historias que contar en cada uno de los habitantes de aquí y de allá.

Queridos amigos de Olmedilla, vecinos de este bonito pueblo. Invitados y demás presentes. Estas son las primeras fiestas en las que participo, sí fiestas, no lo serán como años anteriores, pero eso no es motivo para restarle alegría, entusiasmo y por su puesto celebrarlas.

Es más, estas fiestas tienen algo que tal vez las anteriores no: habrá más responsabilidad, seremos más cuidadosos, no dejaremos que una voz irresponsable nos lleve a poner en riesgo nuestra salud, que es lo más valioso y por ello la debemos cuidar. Estemos alertas, que no nos cieguen ni nos arrastren por malas conductas esas voces que se pasan de optimistas.

Nos reúnen por supuesto las festividades de San Roque, nuestro Glorioso San Roque. Patrono de Olmedilla de Alarcón que se une de esta manera a Montpellier, Palma, Sevilla, otros tantos pueblos españoles y otros tantos pueblos americanos.

Permitidme resaltar brevemente algunas características de nuestro Patrono, ya sé que las sabemos, pero vaya coincidencia de aquellos tiempos lejanos con los tiempos que corren:

Roque Significa fuerte como Roca, patrono contra las epidemias, y por causa de ellas él mismo se hizo enfermero, es patrono de los encarcelados, de los hospitales, de los médicos, entre otros. San Roque fue todo esto en el Siglo XIV, y hoy muchos siglos después, nuevamente esto, médicos, hospitales, enfermeros, encarcelados (en el buen sentido de la palabra), epidemias, aunque lo nuestro hoy es pandemia…En fin todo eso son términos que nos suenan de algo, que se han actualizado.  Y es que en estas fiestas no podemos, no debemos dejar de lado la realidad que estamos viviendo y que nos ha azotado en los últimos meses, si queremos contribuir a que las cosas mejoren, no debemos bajar la guardia. No sabemos si volveremos a vivir nuestra vida como antes, o si alguno de estos elementos o recomendaciones que estamos llevando hagan parte por mucho tiempo o quizás para siempre de nuestra cotidianidad. No sabemos eso, pero mientras la incertidumbre pasa que esperemos que sea rápido, hagamos las cosas bien, empecemos por vivir estas fiestas atentos, con los ojos bien abiertos, como el centinela de quién depende la seguridad de muchos y claro de nuestra responsabilidad depende la salud no solo nuestra sino de los mayores que se quedan en casa y que no merecen que le pongamos en riesgo la suya. No dejemos toda la responsabilidad a San Roque abogado e intercesor de nuestra salud, hagamos bien las cosas y digamos NO a aquellos irresponsables que nos susurran al oído e invitan hacer cosas que todavía  no está permitidas. Esperemos un poco más, tengamos paciencia que a lo mejor estamos ya bastante cerca de ver la luz al final del túnel, de ver el final de una vez por todas de este inesperado drama que ha dado para todo.

Muchos serán los recuerdos gratos de fiestas anteriores…. Con esa ilusión venimos este año, asomándonos cuidadosa y temerariamente a celebrar estos días. La ilusión de reencontrarnos con amigos, familiares y otros vecinos.

Demos valor a la salud.  Que ese maravilloso deseo de vivir sanos nos motiven también a ser responsables en cada uno de los actos de estas fiestas, distintos actos que incluye también las celebraciones religiosas, eucaristías, procesiones… Porque recordemos que nos convoca un Santo, San Roque, ¡son las fiestas de San Roque! El martes, por ejemplo, celebraremos la misa en memoria de nuestros difuntos, porqué me detengo justamente en ésta si son tres las que celebraremos e incluso la misa mayor del lunes, la de la fiesta, pues porque seguramente el día del entierro de un ser querido prometimos nunca olvidarles y eso es una promesa que aunque no queremos el tiempo va desvaneciendo, pues hagamos un esfuerzo por mantenerles vivos, porque ellos compartieron con nosotros, celebraron con nosotros y también eran parte de toda esta tradición, que, seguramente incluso nos trasmitieron y a ellos le debemos el que las sigamos celebrando. Por tanto, nunca olvidemos a esos seres queridos que ya no están, seamos agradecidos con ellos por tanto tiempo entre nosotros, recordémosles y celebremos esa eucaristía en su memoria y participemos de la ofrenda floral que posteriormente llevaremos al cementerio. digámosles que ahí estamos cumpliéndoles esa promesa de nunca olvidarles. Que estas fiestas también siguen siendo sus fiestas.

Los que aquí viven y trabajan todo el año, experimentan que, por unos días, el pueblo se ilumina y, en cierto modo, se rehace. Y los que emigraron, pueden volver a ver  las caras amigas, los olores familiares… La fiesta se convierte así en un espacio para el encuentro, para el rejuvenecimiento, para la nostalgia y, sobre todo, para las ilusiones que cada año se renuevan. Y principalmente una ilusión: la de nuestra felicidad.

Aquí estamos, aquí nos encontramos y aquí esperamos a los amigos, familiares y conocidos y después de saludarnos con el codo o el puño, preguntarles: “cuál te han puesto a ti?  ”,  es la nueva tradición que van dejando estos tiempos, las cosas han cambiado un poco, sí. Pero la ilusión y la alegría de las fiestas son la misma o más fuerte sobre todo si tenemos en cuenta que ha habido una pausa y que el año pasado no pudimos hacer nada de lo que marca la tradición que era año tras año, llenar las calles de Olmedilla de Alarcón porque eran las fiesta, nuestras fiestas.

Pongámonos pues en actitud de servicio y de ayuda, algo tenemos que estar aprendiendo de esta pandemia, algo tenemos que haber aprendido de los días duros de confinamiento, dejemos de lado las enemistades, si las hay, y demos la bienvenida a cosas más agradables…

 

Viva Olmedilla!!

Viva San Roque!!

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